Quisque no quiere volver a la Feltrinelli. No quiere decir de nuevo la palabra Organización. Le da miedo. Siente que esa palabra le aleja del mundo. Paseando por Bolonia, Quisque ha vuelto al origen: vía Ugo Bassi, Piazza del Neptuno. Mira las lápidas, mira la escultura, mira a un mendigo que está sentado en las escaleras. Lo piensa. Recuerda y le devuelve las monedas que aún guarda en el bolsillo. ¿Será el inicio de una nueva historia?
Quisque continúa. Va a dar un paso más allá. Le atrae esa fachada a medio terminar. Sí. Es una iglesia, en la Piazza Maggiore, según reza el cartel sujeto a una ciudad antigua. ¡Qué pena no haber sido un buen estudiante para reconocer la época! Edificios grandes y viejos en una plaza, y al fondo una iglesia a medio terminar. Parece que los del cine no tuvieron bastante dinero, se dice a sí mismo. Se acerca un poco más a esa fachada, sube las escaleras, toca el mármol con la mano derecha y mira la arcilla que hay por encima. Esta ciudad es mentira, piensa, bajo el mármol sólo hay ladrillos de barro. Entonces reflexiona sobre sí mismo. Fundido en rojo.
Será que está pesando en quién es él? De qué está hecho? Está contento o prefiere seguir buscando? Dile de mi parte que no busque más de la cuenta. Que tampoco piense demasiado, eso. El pensar mucho, es malo.
Rápido, pasad a Quisque este capazo forrado que le traigo de azul. Es de suma urgencia. Que lo vea, que se relaje, que descanse, que se acerca febrero y va a acabar agotadito. Tumbadlo, ponedle el azul ante los ojos y que se duerma al arrullo de cualquier música que le guste y lo tranquilice.
Madison, Quisque es inmaterial, al menos por ahora sólo tiene ideas. Con ideas sólo le queda pensar y enfrentarse a ellas. Necesita ser consciente de quién es, si no de poco valdría el viaje. Por cierto, Quisque no sabe lo que es la Toscana. Si hay algo que debiera saber es mejor que se lo digas, quizá le ayude la compañía. Salud
Gracias Isabel, el azul es el color de los amigos, de los lectores, de los que miran sin espadas. Con vuestras palabras Quisque se siente mejor, pero necesita estos rojos para crecer.
Ahora mismo me podrían poner algo de Quique González o de Miles Davis, pero el Fumador está con exámenes: demasiado ocupado.
Pero ¿cómo ha encontrado Quisque ladrillos de barro bajo el mármol? Quisque es muy observador y demasiado curioso; es mejor no profundizar y seguir pensando que la iglesia es de mármol. A mi tampoco me gusta la palabra organización. Un abrazo.
Hola Mercedes, los ladrillos estaban allí, a simple vista, no ha tenido que buscar. Si miras la fotografía encontrarás lo que Quisque ha visto. Hay ocasiones en que la realidad te obliga a mirar tus miedos de frente y Bolonia parece diseñada para eso. A Quisque de pequeño le costaba ir en bicicleta y lo primero que se encuentra en esta ciudad es una señora que casi lo atropella.
En cuanto a lo de pensar, bueno, es necesario.
Salud Mercedes y gracias por tu abrigo azul Quisque
Duna, Quisque quiso responderte y de su respuesta surgió un post y de ese post una clave del relato. El post se llama Miedo, así, sin más. A Quisque le gustan las dunas desde pequeño, son capaces de enterrar y desenterrar secretos sólo impulsadas por el aire.
Tienes razón Quisque, hace un tiempo el Fumador estaba agobiado, sentía miedo, como tú, un miedo rojo, absulutamente rojo. Pero sobre todo sentía que la vida se le escapaba, por la ventana, volando con el viento. En un momento de desesperación escribio una carta y la lanzó al aire. No me esperaba que iba a llegar tan lejos, a Bolonia. Pero me alegro de que haya caído en buenas manos. Seguro que Quisque sabe que hacer con ella. Un abrazo. Fumador
pd. Gracias por la suerte, la necesito. pd2. Otro abrazo.
Quisque te agradece la confianza y seguirá buscando, no sabe bien qué, pero seguirá. Su localización es clara: Piazza Maggiore de Bolonia, frente a la basílica de San Petronio.
Será que está pesando en quién es él?
ResponderEliminarDe qué está hecho?
Está contento o prefiere seguir buscando?
Dile de mi parte que no busque más de la cuenta. Que tampoco piense demasiado, eso. El pensar mucho, es malo.
Rápido, pasad a Quisque este capazo forrado que le traigo de azul. Es de suma urgencia. Que lo vea, que se relaje, que descanse, que se acerca febrero y va a acabar agotadito. Tumbadlo, ponedle el azul ante los ojos y que se duerma al arrullo de cualquier música que le guste y lo tranquilice.
ResponderEliminarMadison, Quisque es inmaterial, al menos por ahora sólo tiene ideas. Con ideas sólo le queda pensar y enfrentarse a ellas. Necesita ser consciente de quién es, si no de poco valdría el viaje.
ResponderEliminarPor cierto, Quisque no sabe lo que es la Toscana. Si hay algo que debiera saber es mejor que se lo digas, quizá le ayude la compañía.
Salud
Gracias Isabel, el azul es el color de los amigos, de los lectores, de los que miran sin espadas. Con vuestras palabras Quisque se siente mejor, pero necesita estos rojos para crecer.
ResponderEliminarAhora mismo me podrían poner algo de Quique González o de Miles Davis, pero el Fumador está con exámenes: demasiado ocupado.
Salud y versos.
Quisque
Pero ¿cómo ha encontrado Quisque ladrillos de barro bajo el mármol? Quisque es muy observador y demasiado curioso; es mejor no profundizar y seguir pensando que la iglesia es de mármol. A mi tampoco me gusta la palabra organización.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Mercedes, los ladrillos estaban allí, a simple vista, no ha tenido que buscar. Si miras la fotografía encontrarás lo que Quisque ha visto. Hay ocasiones en que la realidad te obliga a mirar tus miedos de frente y Bolonia parece diseñada para eso. A Quisque de pequeño le costaba ir en bicicleta y lo primero que se encuentra en esta ciudad es una señora que casi lo atropella.
ResponderEliminarEn cuanto a lo de pensar, bueno, es necesario.
Salud Mercedes y gracias por tu abrigo azul
Quisque
Esté o no a la vista, Quisque lo verá. Indiscutiblemente , es diferente.
ResponderEliminarMe gusta Quisque.
No veo el post que me dedcó, ni su respuesta para mi....
Besos para Quisque.
Querido Quisque, en cuanto termine, te prometo una de Davis, palabra.
ResponderEliminarMucha suerte en Bolonia.
Un fuerte abrazo.
Fumador.
Duna, Quisque quiso responderte y de su respuesta surgió un post y de ese post una clave del relato. El post se llama Miedo, así, sin más.
ResponderEliminarA Quisque le gustan las dunas desde pequeño, son capaces de enterrar y desenterrar secretos sólo impulsadas por el aire.
Salud.
Quisque
Mucha suerte Fumador, te la estás ganando. La diosa Fortuna o Lucky, que al fin y al cabo es lo mismo (afortunado), te acompañen.
ResponderEliminarOtra cosa. En via dell'Inferno hay una carta dirigida a Quisque y como único remite indica este blog. ¿Tienes tú algo que ver con ella?
Salud
Tienes razón Quisque, hace un tiempo el Fumador estaba agobiado, sentía miedo, como tú, un miedo rojo, absulutamente rojo. Pero sobre todo sentía que la vida se le escapaba, por la ventana, volando con el viento. En un momento de desesperación escribio una carta y la lanzó al aire. No me esperaba que iba a llegar tan lejos, a Bolonia. Pero me alegro de que haya caído en buenas manos. Seguro que Quisque sabe que hacer con ella.
ResponderEliminarUn abrazo.
Fumador
pd. Gracias por la suerte, la necesito.
pd2. Otro abrazo.
Quisque tiene ojos, Quisque sabe mirar, Quisque trovarò ciò che cerca.
ResponderEliminarMà dove stà Quisque, mamma mia! A Bologna o a Murcia?
Quisque te agradece la confianza y seguirá buscando, no sabe bien qué, pero seguirá.
ResponderEliminarSu localización es clara: Piazza Maggiore de Bolonia, frente a la basílica de San Petronio.
Salud Dyhego
Fumador, aún no he abierto la carta, me da un poco de miedo, pero en breve tendrás noticias.
ResponderEliminarSalud.
Quisque