martes, 12 de enero de 2010

¿Dónde está Gastby?

Al parecer después de varios días de búsqueda han encontrado mi casa. Ha sido una gran suerte que mi fiel mastín Poncho escuchara los pasos en la lejanía y me alertara con sus ladridos. Mientras caigo en las garras de la desesperación miro a mi alrededor en busca de una posible salida. Todas las ventanas están selladas y la única salida del edificio ha sido tomada por la guardia civil. Sólo queda una cosa, la estantería de libros, la estantería que hay al final del salón con aquellas lejas llenas de salidas de emergencia. Dejo abierto el gas y tirando un cigarrillo al suelo me lanzo de cabeza contra aquella salida de papel. Mientras la totalidad de mi cuerpo se introduce en ella puedo apreciar la explosión del gas y el sonido inconfundible de las llamas pero ya estoy lejos, en una fiesta con champagne y un Jazz incipiente. Me acerco a unos tipos con traje gris y les pregunto por Gastby. Gatsby nunca aparece en sus fiestas. Le busco entre el tumulto y me encuentro con el pendón de Traifeler y al risueño de Lucas Corso. Nunca me gustaron sus conversaciones de falsa altanería y me mezclo con la gente. Hemingway y Miller hablan sobre París y apuestas de caballos. Me dan un par de consejos que anoto en una libreta azul que siempre llevo conmigo. Aparecen Fitzgerald y Zelda. Esta parece indispuesta y sin avisar me vomita encima. Me alejo de allí buscando algo con que limpiarme. En el escenario Santiago Biralbo al piano. Esta noche está triste. Me dirijo a la barra donde Floro Boom me sirve uno de sus mejores Bourbon. Allí está ella también, Lucrecia, Lucrecia con sus ojos acuosos, Lucrecia con su vestido rojo y lentejuelas brillantes, Lucrecia con su mirada triste. Aprecio un cierto lirismo en su forma de fumar y me imagino naufragando en esos ojos llenos de lluvia. Cuando me dispongo acercarme para invitarla a bailar Bukowski se tira un pedo a mi lado y se forma un gran revuelo. ¡Que ordinariez! Le oí decir a una mujer que iba cogida del brazo de una cucaracha de dos metros llamada Gregorio Samsa. Cuando vuelvo a mirar Biralbo está en la barra con Lucrecia y me voy a otra habitación donde Vila Matas juega a los dardos y discute sombre los hombres que nacen cansados con Joyce “El interminable”. A su lado Pepe Carvalho y el general Aureliano Buendía lanzan poemas al fuego y después se quedan mirando como todo se convierte en cenizas.
La fiesta se va consumiendo y Gastby no aparece ¿Dónde está Gastby? Nunca aparece en sus fiestas pero ¿Alguien conoce a Gastby? Me siento en un sillón al lado de Pio Baroja y Machado, hasta que llega Miguel Hernandez con Azorín y los cuatro se marchan a una mesa camilla con brasero para jugar al tute y beber anís. Yo sigo esperando a Gastby.
Al cabo de unas horas le veo entrar con su traje blanco y una sonrisa demasiado transcendental. Al verme apoya su mano en mi hombro y dice ¡Buenas noches muchacho! Le pido permiso para quedarme una temporada en su casa. No le importa. Me sirvo otra copa mientras me pregunto cuanto tiempo estaré por aquí.

10 comentarios:

  1. Liada está la trama en tiempos, escritores, personajes, lugares y demás.
    Pero he disfrutado leyendo esta entrada. Me he reído (¿qué digo?). Me he carcajeado.
    Un abrazo y a trincarlos bien a todos.

    ResponderEliminar
  2. Isabel, la trama está liada porque no existe trama...En la casa de Gastby no existe el tiempo, todo es una completa locura. ¿Te imaginas asistir a esa fiesta? debe de ser trepidante. El fumador sólo espera que la policía no le encuentre en aquella mansión de locos.
    Un fuerte abrazo.
    Fumador.

    ResponderEliminar
  3. Yo he enviado una respuesta...¿no?

    ResponderEliminar
  4. Está claro que se trata de un sueño. Cómo, si no, iba a cargarse a su mastín, Poncho, mientras él se escapaba. Un saludo.
    P.D. ¿Y el Director del instituto?¿Y su nieta?

    ResponderEliminar
  5. Creo que te has metido en la boca del lobo, muchacho. La literatura es un mundo fascinante pero también delirante.
    Y en casa de Gatsby todo es posible, y peligroso.
    Nadie conoce a Gatsby realmente.

    Suerte

    ResponderEliminar
  6. Madison, no encuentro tu respuesta...mira si la han devorado las llamas. Le preguntaré a Gatsby. Por cierto...me gustan tus historias de trenes y de vidas cruzadas.
    Un abrazo.
    Fumador

    ResponderEliminar
  7. Maldita sea Thornton había olvidado por completo a Poncho, con lo fiel que él ha sido siempre...En casa de Gatsby no se admiten perros y fue una medida desesperada. Hoy le rindo luto a ese magnífico mastín.
    Don Fulgencio y su nieta volverán muy pronto, ya están saliendo del horno.
    Un abrazo.
    Fumador

    ResponderEliminar
  8. Rat, hoy he pasado la primera noche con Gatsby. La verdad es que la cama era muy confortable pero por problemas de espacio he tenido que compartir cama con Dostoievsky y no veas que uñas más largas tiene y esa barba, como me picaba esa barba cada vez que nos rozábamos por descuido. Echo de menos mi casa.
    Un abrazo.
    Fumador

    ResponderEliminar
  9. Fumador,

    Me encanta este relato. ¿Gatsby? Oh, no puedo evitar imaginarme a Humphrey Bogart en el Rick's de Casablanca cuando aparece por el local. Todo el relato me recuerda al Rick's, pero lleno de aún más locura, de escritores fallecidos, e incluso personajes de ficción, como el gran Santiago Biralbo y Lucrecia. Como siempre, tus palabras me han dejado un gran sabor de boca, y ahora, brindaré a tu salud con un buen tinto.

    Un abrazo.

    PD: Todos fuimos conscientes de que la había llenado de Bourbon jajajajaj

    T.S.L.

    ResponderEliminar
  10. Querido Trovador ¡qué feliz me haces con tus palabras! El Rick´s cafe es un buen lugar, como algo símbolico donde la almas perdidas nos refugiamos a escuchar Jazz y a beber Bournbon.
    Le acompaño en el vino brindando con usted y deseándole mucha suerte en el concierto de esta noche.
    Siempre es un placer tener noticias suyas.
    Reciba un gran abrazo con sabor a cigarrillos y humo.
    Fumador

    ResponderEliminar