viernes, 30 de abril de 2010

El poder de las palabras

Esa mañana de geranios rojos el niño aprendió que las palabras hacen cosquillas en el alma. Lo aprendió al escuchar a don Severiano, su profesor de literatura, recitar un poema de Machado. El niño no entendía lo que quería decir el poema pero vio a don Severiano reír. Todos los niños adivinaron su sonrisa entre los pelos de aquel gran bigotazo que lucía y después le oyeron decir: ¿Os dais cuenta? El poder de las palabras, de las palabras que hacen cosquillas, cosquillas en el alma. Todos los niños rieron también, como contagiados por aquellas palabras misteriosas.

martes, 27 de abril de 2010

Instantes de vagancia



Hay momentos en los que no apetece hacer nada, instantes de vagancia en los que uno deja la mente en blanco y se deja llevar. Me encantan esos minutos, ese tiempo en el que parece que desconectamos del mundo y nada nos preocupa. Ratos en los que me gusta pensar que soy un gandul con mayúsculas. Yo siempre he sido dado a siestas momentáneas y guardo gratos recuerdos de todas ellas. Lo malo de todo esto es que no siempre vienen cuando las necesitamos, al menos en mi caso, sino que en el momento en que menos te los esperas ¡zas! te quedas ausente y luego vuelves desorientado. Aunque después de muchos años he aprendido a predecirlos o mejor dicho a saber cuándo sufro de estos deliciosos instantes. Un lugar habitual es mientras conduzco. Hay veces, sobre todo cuando voy por la autovía, en los que al llegar a mi destino no consigo recordar el trayecto y me pregunto ¿Cómo he llegado hasta aquí? Pero claro, en la autovía es fácil dejarse llevar por la monotonía: rectas interminables, control de velocidad, un disco de tu gusto sonando en el radiocedé y una imagen en tu mente que poco a poco te comienza a arrastrar al universo de las fantasías. Lo curioso de todo es que este tipo de distracciones no son las causantes de los accidentes de tráfico. Las distracciones mortales son aquellas en las que nos distraemos de forma consciente: Encender un cigarrillo, una llamada al móvil, un paisaje memorable… Curioso ¿verdad?


Mi último instante de vagancia (por llamarlo de alguna manera) ha sido esta mañana, concretamente al hacer un descanso en el estudio. Me levanté a por un vaso de agua observando que en el centro del piso, en el lugar más luminoso del habitáculo, descansaba mi hamaca. Una hamaca que compré hace un año con mi amigo José María y que considero una de mis mejores inversiones. La hamaca estaba extendida, mirando hacia la ventana abierta donde descansaba un geranio rojo que me regaló hace poco mi madre. Antes de sentarme he buscado en youtube el video de La Habanera que pertenece a la ópera Carmen de Georges Bizet. Mientras la música, interpretada por María Callas, comenzaba a sonar me he sentado en la hamaca con la única finalidad de descansar la vista unos minutos. He mirado al geranio, un geranio rojo salpicado por el sol de la mañana y la brisa agitando sus hojas. He permanecido allí, con La Habanera sonando, el geranio en la ventana y mi cuerpo tendido en la hamaca. ¡Zas! A los poco minutos he vuelto de nuevo, la canción había terminado y me he sentido con suficientes fuerzas para volver al estudio. Pero antes, claro está, he venido al ordenador para escribir esta entrada.
Os dejo con el video de La Habanera. La hamaca y el geranio también.


Siempre vuestro.
Fumador.

lunes, 26 de abril de 2010

cosas de genios y ya


Entre las carpetas también encontré el artículo que Yao y sus alumnos de la universidad de Pekín habían publicado en la principal revista asiática de matemáticas. El artículo era posterior al de Grigori y se centraba en dar explicación a algunas de las presupuestos que no quedaban claros según los asiáticos en el texto de Grigori. Aquel artículo les valió la mención de honor en varios premios matemáticos como aportaciones a la argumentación sobre la conjetura de Poincare. Grigori se sintió ofendido ante tal dislate y recurrió a la universidad para reclamar la ilegitimidad de aquella publicación. Para evitar un enfrentamiento entre universidades, el decano de la facultad de matemáticas solicitó una revisión de la publicación y solicitó el reconocimiento de la originalidad del artículo para Grigori. Ante la primera negativa de la revista, en la que Yao era director, el decano se dedicó a excusarse y solicitar una revisión de la autoría durante dos cartas. A la tercera, decidió dejar estar el problema. Grigori vino aquí, a este mismo despacho, totalmente decidido a renunciar a su puesto de profesor si no se reconocía la autoría de las ideas utilizadas por Yao y sus alumnos. Intenté convencerle de que era un problema más profundo, que supondría un conflicto demasiado importante. Él se levantó de la silla enfadado y se marchó. Ya no le volvimos a ver por la universidad. De esto hace ya cuatro años.

La noticia de que los trabajos de Grigori habían sido reconocidos con el mayor premio de matemáticas que se había dado en la historia: un millón de dólares, nos dejó a todos un extraño sabor de boca. Quizá llegaba demasiado tarde. En el acta en la que se otorgaba el premio a Grigori se explicaban los motivos y en una frase final se reconocía también los importantes trabajos que sobre la obra había publicado Yao. Dos días después se hacía pública la noticia de que Grigori estaba desaparecido y no se le había comunicado aún el premio. Yo no daba crédito. Él seguía viviendo en casa de su madre, una anciana de ochenta años, en el mismo lugar donde había pasado toda su vida. Cuando Grigori se enteró del premio, volvió, tras cuatro años a este despacho y me preguntó: ¿qué debo hacer? Yo no le respondí y me dijo que necesitaba pensarlo.

Grigori había renunciado a las matemáticas. Vivía en un mundo irreal. Solo se preocupaba del estado de salud de su madre y de cobrar la pensión de doscientos cincuenta euros con la que vivían los dos. Prácticamente arruinado, aun era capaz de plantearse la posibilidad de renunciar al premio, como ya lo había hecho en otras ocasiones. Yo no podía comprender a Grigori y por eso, esta mañana, cuando lo vi en el metro le pregunté: ¿por qué? Aun estoy esperando una respuesta.

miércoles, 21 de abril de 2010

Quisque nos manda un dibujo

Hace tiempo que no paso por este mundo de mentira. Hace tiempo que la vida me sorprende. Yo me he propuesto reirme de ella.

domingo, 18 de abril de 2010

Cosas de genios III


Las clases se habían suspendido por el atentado en el metro. La línea que llegaba a la universidad había sido objetivo de un ataque terrorista, según decían los medios de comunicación; pero los profesores teníamos la obligación de llegar por nuestros propios medios. En la universidad no existe ese terrorismo tan burdo, aquí las cosas son más sutiles. Busqué entre los papeles los artículos de Grigori. Tenía un modo de ver la matemática, ingenioso y original. Difícil de comprender, eso sí. Aún recuerdo cuando se negó al premio Tileau argumentando que los miembros del jurado, a los que conocía personalmente, no estaban capacitados para comprender las formulaciones con las que explicaba el problema propuesto para su resolución. Su cara salió en los periódicos y fue acusado públicamente de prepotente, pero Grigori mantuvo su postura y se negó al premio cifrado en trescientos mil dólares. Él era así, un genio incomprendido.

sábado, 17 de abril de 2010

en libros y libretas

Hay un relato que me gustó especialmente en el libro de Javier Moreno, se llama Manual de instrucciones y está en el libro Atractores extraños. Si quereis leer algo sobre él, podeis hacerlo en librosylibretas

jueves, 15 de abril de 2010

Encuesta para un título de libro

Os escribimos, queridos lectores, para que nos ayudeis a tomar una importante decisión ¿Cómo llamaríais a un libro de relatos? Nosotros hemos pensado cuatro títulos, si alguién prefiere otro que lo diga, estamos abiertos a todas la propuestas, nuestros títulos son los siguientes:

- 200 gramos de literatura escurrida
- Manténgase en lugar limpio
-200 gramos de literatura peso neto
-Consérvese en lugar seco


En pocos meses en las mejores librerias de España...

miércoles, 14 de abril de 2010

Cosas de genios II


Los pasillos de la universidad estaban casi desiertos. Entré en mi despacho y ordené algunas carpetas. Todo el mundo tiene su meta, me habían dicho hacía unos años, la mía era conseguir que algunos de aquellos alumnos se interesasen por la Teoría de anillos. Lograr que todos alcanzasen el mayor nivel posible de álgebra. Y, sobre todo, intentar que no se desenamorasen de las matemáticas. Esos eran mis objetivos: simples, sencillos y factibles. Yo no había entrado en la facultad para ser un innovador, desde el principio quería ser un docente, un gran profesor, pero nada más. Grigori sin embargo quería algo más. Eso se veía por su voracidad en la biblioteca y por su compulsión en rellenar, una tras otra las libretas, con fórmulas y proyectos.

domingo, 11 de abril de 2010

Cosas de genios


Encontré a Grigori en la línea verde del metro. Aún se olía a cadáver en los andenes y yo llegaba tarde al despacho. ¿Por qué?, le dije mirando su barba larga y sucia. Hay preguntas complejas para las que una mente ordinaria no tendría respuestas, pero él sabía perfectamente que esa pregunta no tenía una respuesta sencilla. Ellos no respetan mi trabajo. ¿Y qué más da? Un millón de dólares es mucho dinero. Entonces Grigori sacó del bolsillo cinco monedas: aquí tengo un bocadillo de salami, una libreta y cerveza. No necesito nada más. La próxima estación es la mía, le dije. Yo seguiré hasta el final del trayecto, necesito pensar. Me marché al despacho con la misma duda: ¿por qué?

viernes, 9 de abril de 2010

hablando de nono garcia


Desde la tarde en que descubrí la obra de Nono he intentado buscar el misterio que esconde, el motivo que nos atrae, la línea que dirige nuestra mirada. No esperen un sesudo estudio de pintura, ni de composición, ni de equilibrios porque no soy experto en la materia, yo solo soy, como la mayoría de ustedes, un voayeur, un mero observador.

Hace unos días escuchaba a un filósofo decir esto: “de la caja, nosotros sólo conocemos su parte apolínea, su parte exterior; pero la caja lo es por el vacío que encierra, por el espacio hueco que queda en ella”. Comenté este pensamiento con Juana y me dijo que para ella la caja era preciosa por el misterio que ocultaba más que por el vacío en si mismo. Ladrón de palabras, que al fin en eso es en lo que me he convertido, decidí apropiarme de ambas expresiones.

Mi primera visión de la obra de Nono era la que se contiene en la caja de Juana. Las obras ocres de paisajes, de rincones íntimos me imponían el misterio, el suceso no expresado en ese entorno. Cualquier observador de la obra puede convertirse en niño y buscar un lugar para esconderse. Cualquiera puede aparcar su bicicleta y espiar detrás de las cancelas de hierro los misterios que esconden esas casas, convertidas ahora en cajas que solo nos muestran su parte exterior. Los paisajes de Nono son más por lo que callan que por lo muestran. Los paisajes de Nono guardan historia y misterios a partes iguales.

Fue más tarde cuando conocí los vasos de Nono. Gran parte de culpa de que yo esté ahora aquí la tiene Ramón González, él fue el puente de unión hacia esas obras. Bien. Los vasos son la paradoja. El filósofo nos decía que la caja es el vacío que encierra, pero todos imaginamos una caja sólida, de paredes duras y opacas, no una caja transparente. Porque, ¿cómo sujetar el vacío en un lienzo cuando la caja es transparente? Parece que Nono ha encontrado el modo en sus bodegones de cristal. Con solo unos trazos parece contener todo el vacío que se derrama del lienzo en blanco. Lo sujeta y lo introduce en objetos que nos devuelven la serenidad. Mirar un vaso es mirar el vacío contenido sin miedo, sin misterio. Con la única duda de cómo sujetar el vacío con un pincel, con un trazo ocre, azul o, lo que es mejor, con la ausencia del trazo, es con la que me quedo siempre que estoy ante uno de sus cuadros.

La imagen pertenece a uno de los cuadros que Nono García presentará en la exposición de Molina de Segura a partir del día 12 de abril. Si podeis pasar, tendreis el lujo de conocer a un gran artista.

miércoles, 7 de abril de 2010

Acompañando al pintor


Mañana jueves tendré el enorme placer de acompañar a Nono García en la presentación de un libro con parte de su obra pictórica. En su pueblo natal, Mula, hará la presentación y me deja estar a su lado en la mesa. Seré el "artista invitado". Con la de conciertos que he visto yo con artistas invitados y la envidia que me daban. Pues ahora me toca. En el libro aparecen dos textos: uno de Luis Leante y otro mío. Eso necestiba decirlo. Parecía que me iban a cortar los pantalones de nuevo, como cuando era un niño. Cuando me lo dijo pensé que volvía a tener la ilusión de los cinco años.

Ahora os enlazo su blog donde habrá más información.
http://nonogarcia.blogspot.com/2010/04/libro.html