Esa mañana de geranios rojos el niño aprendió que las palabras hacen cosquillas en el alma. Lo aprendió al escuchar a don Severiano, su profesor de literatura, recitar un poema de Machado. El niño no entendía lo que quería decir el poema pero vio a don Severiano reír. Todos los niños adivinaron su sonrisa entre los pelos de aquel gran bigotazo que lucía y después le oyeron decir: ¿Os dais cuenta? El poder de las palabras, de las palabras que hacen cosquillas, cosquillas en el alma. Todos los niños rieron también, como contagiados por aquellas palabras misteriosas.
A mí me han hecho cosquillas tus palabras. Grande, amigo mío.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jorge Andreu
Tus palabras son un bálsamo al leerlas
ResponderEliminarJoééé fumador, eres un romántico...
ResponderEliminarPerich
Gracias por tus palabras Jorge. Sé que tú conoces bien el poder de las palabras, que las utilizas como plumas para hacer cosquillas. Y lo haces como debe hacerse, con sangre y tinta.
ResponderEliminarMuchas gracias de nuevo.
Un abrazo camarada.
Fumador.
Y tus comentarios música para mis oidos, Madison.
ResponderEliminarUn abrazo guapa.
Fumador
Esto va a ser la pierna querido Perich, de tanto tenerla en alto la sangre se me va para la cabeza y lo veo todo color rojo...jeje.
ResponderEliminarUn abrazo.
Fumador.
Sí, las palabras hacen cosquillas en ocasiones, en otras dañan, en otras resbalan como la lluvia. Qué bonita entrada.
ResponderEliminarRamón, me gusta tu E acotada.
ResponderEliminarYo prefiero las palabras que dicen algo, no las vacias. ¿No te parece que en el mundo hay demasiadas palabras vacias?
Hace tiempo, Perich me pasó un relato de Miguel Sanchez Robles, un escritor murciano (Caravaqueño), en el que las palabras comenzaban a desaparecer misteriosamente del habla cotidiana, hasta que la humanidad entera se queda sin palabras. ¿Qué hariamos entonces? Las palabras son necesarias pero siempre que provoquen cosquillas, lágrimas o simple indiferencia.
Gracias por tus palabras Ramón.
Un abrazo.
Fumador
Primero fue el verbo.
ResponderEliminarUn saludo, antonio
¿Te ha pasado a ti?
ResponderEliminar¿Eras el profe o el niño?
Pequeña grandísima entrada.
Seguido del complemento jeje. En cualquier caso tuvo que ser un verbo lo bastante gracioso como para hacer cosquillas...
ResponderEliminarUn abrazo, Jesús.
Por cierto Jesús, eres un truhán, te llevaste el último "Asoma tu adiós"... Ya verás como te pille con mi barba...jeje.
ResponderEliminarHola Blanco.
ResponderEliminarLa verdad es que no tuve suerte de ser el niño y todavía no he conseguido ser profesor pero si algún día lo consigo intentaré que mis alumnos sientan esas palabras que hacen cosquillas, cosquillas en el alma.
Tengo pendiente la lectura de "Asoma tu adiós" he oido que está lleno de esas palabras.
Muchas gracias por tu comentario
Un abrazo.
Fumador.
Somos el resultado de nuestras palabras y de las de los otros. Qué duda cabe.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es cierto, las palabras hacen cosquillas. Marie-Ange (a new fan)
ResponderEliminarTienes razón Mercedes, ya lo dijo alguién hace tiempo: Las palabras nos hacen esclavos.
ResponderEliminarPor eso que sean bonitas, que nos hagan cosquillas...jeje.
Un abrazo.
Fumador
Un honor tenerte por aquí Marie-Ange, y un placer sentir contigo las cosquillas de las palabras. ¿En francés hacen también cosquillas las palabras? seguro que sí.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte y muchas gracias por tu comentario.
Fumador (Antonio)
Fumador, cuando seas profesor no te dejes un gran bigote ni te llames Severo ni Severiano.
ResponderEliminarA veces leo poemas en idiomas que no conozco, me gusta cómo suenan. Es algo parecido a lo que les ocurrió a esos niños.
Has escrito un texto que nos hace pensar en algo que a todos nosotros nos gusta: El poder de las palabras.
Un abrazo.
Recuerdos a Perich. Otro abrazo para él.
Thornton, de momento llevo barba y pelo crespo, lo del bigote no creo que nuca suceda...jeje.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras.
Un abrazo.
pd. Le daré un abrazo a Perich de tu parte.
Fumador.
La frase "el poder de las palabras" suele significar "la potencialidad" de las palabras. Pero creo que,efectivamente, poseen poder, en su significado más concreto, como el poder que ejerce un tirano, el poder que ejerce una multinacional, el poder que ejerce un padre sobre su hijo, el poder que ofrece el dinero, el poder de un terremoto, el poder de un maestro sobre sus alumnos, el poder de un juez sobre la historia... Poder significa que se hace lo que uno dice y que eso que se hará, porque uno lo dice, generará consecuencias en otros. Como el poder de la palabras. La poesía, la literatura, pero también el marketing, la publicidad y , cómo no, la política
ResponderEliminar¡salud Culturajos!
Estoy de acuerdo Hablador pero gracias a dios también disponemos de la discursión como lucha entre palabras, poder contra poder, sílaba contra sílaba. Aunque claro, finalmente uno de los bandos sale vencedor y acaba imponiendo su palabra. Pero por lo menos hay lucha. Y ahora me pregunto: Si las palabras ejercen su tiranía sobre nosotros ¿Qué sucede con los errores de pronunciación? ¿Qué papel ejerce la nasalización o la velarización de los fonemas? ¿No serán la pequeña revolución contra el imperio de las palabras? Bueno... mejor lo dejo.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentrario.
Un abrazo.
Fumador
Fumador, estás que te sales, y yo que me alegro y me pongo más contenta que unas pascuas.
ResponderEliminarBesos desde la clausura.
Qué alegría recibir palabras tuyas Isabel, hada madrina. Espero que la clausura sea provechosa y reconfortante. Ya me contarás.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras amiga, hablamos pronto.
Un besazo.
Fumador.
Pues sabes qué Fumador, creo que lo de los cosquilleos es en el mundo "ideal" de la literatura pero ya sabemos que también, las palabras forman cicatrices, abren heridas...las palabras arman y desarman. En el contexto actual, las palabras hacen también cosas mucho más serias que cosquilleos.
ResponderEliminar(pensamiento diurno tras haber caído, una vez más, en ese gran autor de mi biblioteca, Jorge Semprun).
Sam, soy consciente de la crudeza que pueden tener a veces la palabras, del dolor que causan, de las heridas...pero las palabras también pueden hacer cosquillas, hacernos sentir bien, curar heridas. Todo depende del contexto en el que las encuentres o decidas buscarlas.
ResponderEliminarSeguro que Jorge Semprun también te ha producido pensamientos que hacen cosquillas.
Muchas gracias por tus palabras y por compartir tus pensamientos nocturnos. Un placer.
Abrazos.
Fumador.
pd. Sam, tócala otra vez. jeje.
Otro abrazo.