El padre de Quisque ha llegado a Barcelona. Estación de Sants. “Se ruega a los viajeros que no olviden sus pertenencias. RENFE les agradece que hayan elegido sus servicios. Perdido entre la multitud, el padre se acoge a lo único que tiene seguro: su chaqueta. Pasa su mano callosa sobre las solapas. Están arrugadas del tiempo que hacía que no la usaba. Se la ha puesto por respeto, por lo que esa prenda significó para él durante su juventud. Con el abrigo gris frota los botones de sus mangas: uno dorado y otro plateado. Omega vuelve a relucir en los botones dorados. Alfa en los plateados.
De uno de los bolsillos del pantalón, el padre de Quisque extrae una libreta de notas. Allí siempre ha encontrado información sobre su hijo, pero las hojas amarillas no parecen mostrar nada nuevo. ¿Hacia dónde dirigirse? Nunca había tenido que tomar esa decisión antes. Señor, no debería llevar esa chaqueta, ya no le pertenece. La voz no la reconoce. Él nunca había hablado con nadie de la chaqueta. Siempre eran notas escritas al borde de una revista, en las esquinas de las cartas; pero nunca de viva voz. El hombre se marcha y el padre toma la dirección contraria. Es mejor no encontrarse con ellos.
Creo que el padre de Quisque va a dar mucho juego.Y esa chaqueta llena de misterio...¿Omega y alfa? ¿qué significan? seguro que algo grande.
ResponderEliminarDesde mi atalaya sigo a Quisque y le mando mucho ánimos.
Saludos
Estoy pendiente de la historia del padre de Quisque, la chaqueta y sus botones son todo un misterio. Esperaré nuevas entregas.
ResponderEliminarUn abrazo.
El padre de Quisque debe fiarse de su instinto paterno y si tiene que darle un tirón de orejas, que se lo dé.
ResponderEliminarSalu2
anónimo. Hay cosas que Quisque no podría explicar. Esa chaqueta, con los botones alfa y omega, estuvo dando tumbos por casa durante muchos años. Después se perdió y el padre perdió seguridad, envejeció, se volvió más huraño. Quisque no sabe qué significan los símbolos, pero para él esa chaqueta significa mucho.
ResponderEliminarGracias por seguir desde esa atalaya las aventuras de Quisque. En su pueblo también hay una "atalaya" que se utiliza como mirador y como más cosas. Jejej
Salud
quisque
Mercedes, amiga. La chaqueta es un nuevo pasadizo, esta vez hacia el padre y el pasado. Algún motivo tuvo que tener Quisque para salir de su pueblo sin destino aparente. Puede que esta chaqueta ayude a encontrarlo.
ResponderEliminarSalud
Quisque
Jajaja. Dyhego, eres grande. Para darle el tirón de orejas tendrá que estar en la misma ciudad y ahora se encuentran muy lejos. Ay, cómo conoces a Quisque. Los tirones de orejas no le gustaban al niño que fue.
ResponderEliminarSalud
Quisque
¡Toma ya! El padre de Quisque se ha vuelto a poner la esperanza y va alguien y le dice que no le pertenece... Menos mal que se fue en dirección contraria. Esas compañías no convienen.
ResponderEliminarLas letras alfa y omega, principio y fin de todo, protejan al padre de Quisque, a su chaqueta que cobija las palabras escondidas y engordadas al amor de la literatura. Que el padre de Quisque se encuentre con gente buena que pondere su tesoro. Que el padre de Quisque tenga suerte y venza a la maraña de los designios.
¿Cómo carajo hace uno para no olvidar sus pertenencias?
ResponderEliminarSí, Isabel, se ha colocado la esperanza, aunque le aprieta en la sisa (esta palabra es de mi modista madre) Huye también, como Quisque. ¿Por qué pasar toda la vida huyendo?
ResponderEliminarLa literatura no es el fuerte del padre de Quisque, pero que siga contando a ver por dónde sale la historia.
Salud Isabel
Qué buena pregunta Blanco. La verdad que no sé que hay que hacer. ¿Será imposible? Siempre tirando de la cuerda del pasado, del arado que abre surcos a nuestro paso. Qué trabajo duro es este de vivir.
ResponderEliminarDiossss. Parezco mi padre hablando.
Quisque.
Sorprendente, cortante como un acero, blanco como un día con niebla. Estaremos esperando el resultado de la búsqueda. (Consejo: dile al padre que no pille el taxi en estación de Sants, que son unos chorizos, que cobran puto suplemento de dos euros... Sólo con ir un par de calles más allá el precio ya es normal... Ellos serán capullos pero nosotros somos más listos...)
ResponderEliminarAviso para navegantes Ramón, el padre de Quisque toma nota. Para los de pueblo estos consejos son muy importantes.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, hacen que este relato parezca serio.
Salud.