
El primer libro, Principios de Medicina Interna (16ª ed.) del profesor Harrison, estaba aún envuelto en su plástico primigenio y allí, abandonado a su suerte, lo encontré por el misérrimo precio de diez euros. Un regalo para los que estudian medicina. Sabía que no era su lugar y ahora me mira desde las estanterías.
El segundo libro, Hollywood de Bukowski, debía sentirse en su ambiente. Rodeado de libros viejos, objetos antiguos, personas desahuciadas y oliendo a encierro, sentí que lo sacaba de su entorno. El libro es una obra muy interesante. Una novela sobre el guionista de una película que busca medios para ser grabada, montada y estrenada en la ciudad del cine. Una visión ácida y crítica del mundo del séptimo arte que Bukowski deja en el lugar que, según él, le corresponde. Un conjunto de personajes caprichosos, cambiantes, en plena lucha y que son capaces de jugar con los sueños del escritor. Actores volubles, productores timadores, escritores indefensos ante las circunstancias y allegados de todo tipo tienen cabida entre sus páginas.
En algunos momentos la novela recuerda a la obra Burton Fink de Joel Cohen. En otros momentos nos lleva al tan manido tema de la literatura de los escritores, pero sabe salir de ella gracias a un guionista muy particular y que huye constantemente del entorno erudito y literario. El protagonista, alter ego de Bukowski, nos lleva a los bajos fondos de la ciudad y del cine. Una obra que ocupa un puesto importante en este bibliorfanato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario