Hace unos días, mientras hablábamos después de ver Pà negre en unos cines de Valencia, Torre me habló de la pareja Iñarritu/Arriaga. Dijo algo así como que Biutiful no era una película tan interesante como el resto de la filmografía del director mexicano y añadió, como quien sabe lo que dice, que se notaba demasiado que ya no la había hecho con Arriaga.
Yo que soy un pobre desconocedor de cine le pregunté primero qué películas había hecho el tal Iñarritu que yo conociese y me desgranó los cuatro nombres. Amores perros con su nominación al Óscar
Babel, con siete nominaciones a los Óscar
21 gramos, también con su par de nominaciones a los Óscar.
Vaya, pensé, este Iñarritu es grande. Cuatro películas y todas ellas han recibido la atención de la Academia de algún modo. Iñarritu es grande y además, su modo de narrar, cómo rompe el tiempo y el espacio, como fragmenta los guiones y los compone de tal manera que el espectador hace muchos más que observar. Qué grande, pensé.
Hoy, después de ver 21 gramos, después de pensar en las palabras de Torre, casi he sentido lástima por Arriaga, el guionista que no ha participado en Biutiful, el mismo que no ha tenido el reconocimiento del gran público en las obras del director mexicano y me ha dado un poco de pena por los grandes guionistas que viven a la sombra del director, pero que habría que tenerlos en la misma mesa en la que comen los grandes escritores.
En breve veré Biutiful, pero un neófito del cine tampoco se puede morir de sobredosis.
Yo que soy un pobre desconocedor de cine le pregunté primero qué películas había hecho el tal Iñarritu que yo conociese y me desgranó los cuatro nombres. Amores perros con su nominación al Óscar
Babel, con siete nominaciones a los Óscar
21 gramos, también con su par de nominaciones a los Óscar.
Vaya, pensé, este Iñarritu es grande. Cuatro películas y todas ellas han recibido la atención de la Academia de algún modo. Iñarritu es grande y además, su modo de narrar, cómo rompe el tiempo y el espacio, como fragmenta los guiones y los compone de tal manera que el espectador hace muchos más que observar. Qué grande, pensé.
Hoy, después de ver 21 gramos, después de pensar en las palabras de Torre, casi he sentido lástima por Arriaga, el guionista que no ha participado en Biutiful, el mismo que no ha tenido el reconocimiento del gran público en las obras del director mexicano y me ha dado un poco de pena por los grandes guionistas que viven a la sombra del director, pero que habría que tenerlos en la misma mesa en la que comen los grandes escritores.
En breve veré Biutiful, pero un neófito del cine tampoco se puede morir de sobredosis.