martes, 29 de septiembre de 2009
crono, qué grande es el cine
Hay días que nunca amanece
domingo, 27 de septiembre de 2009
Ludopatía I

Fresa-naranja-limón. Son las doce y cinco y Marta no llega, hemos quedado a las once y cuarto y yo estoy esperando desde las diez. Naranja-limón-naranja. Bebo un trago del cubata que se acaba casi sin haberlo probado. Enciendo un cigarro. Siete-sol-naranja. Mis amigos están dentro, en la sala donde Eladio pone los cubatas a tres euros y yo espero, sentado en un taburete. Fresa-naranja-fresa. Yo me he quedado en esta parte, donde Chema sirve las cenas y las cervezas. Naranja-naranja-limón. Prefiero estar cerca de la puerta para verla llegar, para verla entrar con sus zapatos de tacón rosa. Limón-fresa-siete. Espero verla llegar con su pantalón vaquero y su camiseta blanca, ajustada. Fresa-fresa-naranja. Dos avances. La camiseta se ciñe a su cintura, a su pecho y a sus brazos. No puedo dejar de pensar en ella. Fresa-fresa-limón. Bajo los dos avances. Cuatro euros. Las subo a llaves. Bebo el último trago del cubata y pulso el botón. Ya no quedan créditos en la máquina. Me vuelvo a la barra y pido a Chema otro cubata. Pido cambio de diez euros en monedas. La máquina mantiene la última jugada. Limón-sol-naranja.
jueves, 24 de septiembre de 2009
Ruleta rusa

-¡Quieres apretar el gatillo de una puta vez, pedazo de mierda!
Alonso Quijano siempre había sentido una tibia sensación al jugar y sentirse preso de las ingrávidas garras del azar y ahora estaba jugando la partida de su vida. Recordó como el juego había arruinado su vida. Un matrimonio de cinco años, un trabajo de abogado. Recordó entonces a Clara, su ex mujer. Tenía el cabello rubio, los ojos pardos y los labios más suaves del mundo. Algunas tardes de lluvia, cuando la ciudad era un mar de plomizos veleros se quedaban en casa. Entonces clara le miraba a los ojos.
-Eres un hombre muy aburrido Alonso Quijano. Eres tan aburrido como esta lluvia de ciudad pero te amo, te amo como a nadie. ¿Tú me amas? No digas nada, no quiero que lo digas, disfrutemos de este silencio pero no dejes de mirarme con tus aburridos ojos y haz que sea parte de tu aburrimiento.
martes, 22 de septiembre de 2009
Dientes de Buda
Quisque necesita pedir disculpas a los trabajadores del zoco chino de su barrio, desde que surgió la noticia de la venta de diente de dragón no han dejado de llegar compradores, antropólogos, forenses, odontólogos y protésicos dentales a hacerse con las piezas. Han tenido que esconderlas porque la marabunta científica ha arrastrado a la policial y sólo hay un dependiente que pueda atender el negocio, lógicamente el resto no existen en España por falta de documentación. Tras varias semanas de inquietante supervisión policial y científica, estos avispados comerciantes han dejado de vender dientes de dragón y han comenzado a hacer colgantes que llaman “Dientes de Buda”. Quisque teme que los nuevos inquisidores intenten cerrarles el negocio espiritual, pero el centro budista de Valencia ya les ha pedido noventa y cinco ejemplares. Hace dos días que Quisque hizo la última visita al supermercado chino, necesitaba papel de calco y calcetines verdes. Al entrar en el negocio se ha sorprendido al ver que sólo vigilaba uno de los dependientes, Huan, que le ha informado de que el resto de compañeros estaban ocupados atendiendo los pedidos de Valencia. Al marcharse, Huan ha sonreído y en su boca sólo tenía colmillos e incisivos. Sus molares habían desaparecido.
sábado, 19 de septiembre de 2009
Mi casio F 91
Ya no tengo reloj. Mi viejo compañero, mi amigo, murió, tras una larga agonía. Todo comenzó hace ya muchos años, en un pueblo pequeño, en una mente adolescente. Compré el reloj después de haberlo mitificado durante muchas semanas: un Casio F 91, guaterresistan. Yo lo miraba con los ojos y la boca abierta hasta que conseguí las mil doscientas pesetas que nos separaban. Semana a semana fui acumulando el dinero en una taza de la alacena de casa. Acumulaba cien pesetas a la semana, lo que suponía tres meses aproximadamente para conseguirlo; pero al observar mi comportamiento mi madre hizo surgir de algún lugar una moneda de quinientas pesetas y la espera se acortó. Al mes y medio ya tenía mi Casio.
Hoy he vuelto a ver su imagen en un escaparate y me ha recordado lo que fue para mi aquel reloj, pero yo también me he visto reflejado en el cristal y he tenido que controlarme, he detenido ese impulso que me llevaba a ser niño de nuevo, a querer el Casio F 91 guaterresistan. Frente a ese escaparate he dejado pasar el tiempo mientras observaba su segundero moverse mecánico y digital. Luego me he marchado a hacer unas fotocopias con su imagen aferrada a la memoria.
Mi reloj envejeció a mayor velocidad que yo. Con solo cuatro años comenzó a tener problemas de memoria: a veces se le olvidaba sonar la alarma, otras no emitía aquel pitido que indicaba las horas en punto; también comenzó a tener problemas de visión: sus números se empañaban, como en un cristal sucio, y otras veces se perdía totalmente su visión durante algunos minutos. Mi compañero se estaba haciendo mayor, sufría los problemas típicos de la vejez.
Yo no sabía que una de las mayores debilidades de los ancianos estaba escondida en sus huesos y, sin ser cosnciente, aceleré la muerte de mi Casio: una de sus correas se había agrietado, sus plástico se había endurecido en los últimos tiempos, y yo no había dejado de jugar con aquella correa un día tras otro hasta que llegó su final. La correa se rompió y el reloj quedó casi ciego, casi demente y cojo. Pensé en ponerle una nueva correa o en cambiar la pila, que seguía siendo la original, pero no lo hice. No, me dije, no romperé la esencia de mi reloj. No cambiaré su alma de litio por ninguna otra. No le pondré una prótesis. Ha llegado su final y tengo que aceptarlo. Lo guardé en la misma taza de la alacena donde fui acumulando el dinero, en la misma donde apareció la moneda de quinientas pesetas. Y allí lo dejé olvidado. Mi reloj. Mi Casio F 91 guaterresistan con el alma exhausta terminó sus días en el mismo lugar donde nació como una ilusión.
viernes, 18 de septiembre de 2009
Recuerdos

Dientes de dragón
Quisque ha encontrado una nueva tienda en el barrio: otro supermercado regentado por chinos y que recuerda a un pequeño bazar. Ha entrado a comprar una libreta para lenguaje musical y, sorprendentemente, era el único producto que no tenían a la venta. Ha caminado por entre las estanterías y, mezclado con otras fruslerías “made in Taiwán”, ha visto un nuevo producto: dientes de dragón. A Quisque le suenan a mitología, a medicina tradicional china y al descubrimiento del hombre de Pekín (Sinanthropus Pekinensis). Los revisa uno a uno y reconoce molares humanos, incluso algún colmillo afectado por la caries. No parecen muy antiguos, así que aquí no hay hallazgo paleoantropológico. De cualquier modo se lleva tres dientes de dragón y el dependiente, con sonrisa asiática, le felicita por la compra: “mucha suelte, mucha suelte, chinco ehlos”. Quisque deja el billete sobre la mesa y se marcha. Al entrar en casa los tira con la basura orgánica. Cada vez son más originales estas mafias para hacer desaparecer a sus compatriotas.
jueves, 17 de septiembre de 2009
¡Maldito Septiembre!

martes, 15 de septiembre de 2009
Feliz 1000
En Vasundhara nació el nombre. ¿Cómo llamarías a esas morcillas que meten algunos en las conversaciones para parecer más cultos? No sé, debería de ser algo despectivo. Algo que termine en ajos. Después Juana me dijo algo así como Culturajos. Me gustó. Nos gustó. Lo comentamos con el Perita, con Ana. Parecía una buena idea.
Después fue Libros y libretas, que cerró y nos abrió el camino a la red. ¿Por qué no hacemos un blog y escribimos juntos? Algo abierto, un lugar en el que encontrarnos. Bien, pero no llegaremos muy lejos. Da igual, lo importante es reírse. Y todo se puso en marcha. Crea el blog tú, que yo no sé. Toma la contraseña y ya puedes meter cosas. Nos han leído diez, cincuenta, doscientos. Hostia que esto va funcionando. Hasta ahora que cumplimos mil. Todo un lujo.
Gracias a los que nos habeis visitado. Gracias a los amigos. A Javi Moreno, a Antonio Parra, a Nono García. Gracias a Marcos, a Maxi, a Paco, a Antonio y todos los que estabais en los recitales. Gracias por regalarnos sueños.
Y que cumpla muchos más.
Black’s works
Quisque se levanta todas las mañanas a las siete, incluso los domingos. Se levanta, entra en el baño a orinar y después se pesa. Es un modo de comprobar que su cuerpo existe, que sigue siendo atraído por
lunes, 14 de septiembre de 2009
Feliz cumpleaños feliz.
jueves, 10 de septiembre de 2009
La infancia de Quisque
Quisque vendía aire. De niño, mientras el resto de niños hablaban, reían o corrían tras un balón, Quisque los contemplaba. Había observado lo que les faltaba a aquellos infantes y así fue como comenzó a vender aire a cambio de esfuerzo físico. Él hacía los ejercicios en clase a cambio de no correr en clase de gimnasia. Quisque resumía los libros de lengua española y evitaba las caminatas de los días de excursión. Siempre había un compañero dispuesto a respaldar su debilitada situación física y los profesores, sabiendo el juego que tenía entre manos, le decían que tenía alma de truhán. Él los miraba marcharse en sus coches hacia la ciudad y contaba los días que le faltaban para alejarse del pueblo de las antenas.
Durante la comida, mientras sonaban las palabras de sus padres o de la televisión, Quisque buscaba la forma de salir del pueblo. Preguntó el precio del billete de tren para la ciudad. Tras hacer los cálculos necesarios decidió cambiar su negocio, dejó de vender aire y comenzó a vender humo. Sería un negocio más rentable y menos cansado. Recogía el humo de los coches de los profesores para vender los tarros de cristal a sus compañeros de colegio. Éste es el aire de la ciudad, les decía y todos mostraban un gran interés por saber qué se sentía al respirarlo. Mientras sus compañeros tosían y escupían tras respirar aquel aire, Quisque iba acumulando monedas para el tren que lo alejaría del pueblo.
martes, 8 de septiembre de 2009
Quiero dejar el trabajo: primer intento.
Working on a dream
El hilo musical deja caer desde el techo gastadas melodías en versiones no originales. Alimentan tan poco al oído como la fotografía de un pan al estómago. El sonido de los teclados de sus compañeros se escapa entre las paredes prefabricadas de los compartimentos. El siguiente proyecto será distinto, estará relacionado con los GPS de una conocida empresa de automóviles. Hay que joderse, cómo se parecen en el fondo ambos trabajos, técnicamente hablando. Si no fuera por los documentos que firmaron al principio de comenzar con este trabajo, casi ni se habría dado cuenta de que el Producto Final era lo que era. Es lo que es.
La vista vuelve al teclado, fugazmente fantasea con la idea de ponerlo todo al revés y que al primero que lo lance le reviente en los morros el puto cohete. Poco después se da cuenta de que lo ha imaginado con la estética de los viejos dibujos de Tom y Jerry. La justicia poética se le rebajó a la forma irreal de un dibujo animado de los años 50. Fernández se conmueve al pensar que a su cuadriculado cerebro de ingeniero le han faltado cojones para ponerle imagen real a su imaginaria venganza. Su cabeza sabe perfectamente que cualquier pequeño fallo es depurado en 10 líneas simultáneas de comprobación de errores. Su cerebro se ha negado a darle imagen real a un error que no puede ocurrir. Nunca. Jamás.
Se acerca la hora de comer, pero Fernández no tiene hambre. Mira con triste expresión la consola que parpadeando espera ansiosa que le introduzca algún comando, como un perrillo que quisiera jugar. Apaga el terminal, se levanta y sale por el pasillo de las entrañas del edificio. La charla de dos compañeros llega hasta él. “¿Estos no matan a gente?” “No, dicen que son para satélites”. Respira Fernández aliviado, tratando de que lo imite su conciencia, que recela.
Este texto es de un colaborador que prefiere el anonimato, desde aquí agradecemos su trabajo.
Luz de septiembre
Ha terminado septiembre con un suspiro y un palpitar de bolígrafos sobre la mesa. Sí, para mi ha terminado septiembre y comienza ese espacio que se abre al final de los exámenes. Creo que me he teñido de color libro, de color escritorio y necesito ver la luz del sol. Aún no me atrevo a buscarla en la calle y, con el síndrome de Estocolmo a cuestas, la busco en la red. Pongo luz en el Google y nada me convence. Luz. Luz del día. Y no aparece lo que busco. Me tiro sobre la cama, cansado y los ojos se me cierran. No. No. NO. No no. Entre la nebulosa me despierto y busco los ojos de un amigo. Una mirada que encuentra el azul del cielo como ninguna otra. Busco en la red a Nono García, y su blog Proceso Creativo. Allí veo el cielo que me ha faltado. Ese azul que se esconde tras las nubes y las casas ocres. Ahora sí estoy dispuesto a salir a la calle y comprobar que todo sigue igual. Pero abro la ventana y es de noche. Me quedaré paseando por el blog del artista.
jueves, 3 de septiembre de 2009
Guarda dietro la porta

miércoles, 2 de septiembre de 2009
Mile Davis

Anoche, cuando entre la bruma de mi cigarrillo la agenda quedó exhausta de palabras incoherentes tuve el sueño de un fugaz instante. Anoche, cuando la calle tiritaba de miedo y los portales arrancaban besos y promesas, dejé que la luna acariciara los peldaños amarillos de la fachada y vislumbrara en el blanco velo de mi memoria una imagen de la infancia, tuve un sueño. Fue un sueño grácil, efímero podría decirse, pero allí le vi a usted, vomitando notas desde el tejado con la vieja trompeta de su locura, con los gatos como testigos de la pasión que usted ponía intentado ahuyentar los fantasmas de las calles. Señor Davis, nunca fue fácil aceptar que la soledad es un mal trago, un baile de sombras y silencios, pero íntima al fin y al cabo. La disposición de las cosas cambian su rutinaria verticalidad dejando espacio a la nada, así es la soledad del que habita los mundos y cantinas. Esta noche, antes de tener este sueño, mis versos eran flacos y tristes, manchados de la ignorancia propia que sólo se encuentran en las gestas perdidas, pero allí apareció usted, dejando caer las notas que se enredan en las chimeneas y en los geranios de balcón y creí que el mundo se derrumbaba . Señor Davis, siempre le ha gustado naufragar en las sabanas de niñas inmaduras y caras. No le culpo, me considero miembro fiel de sus deslices y no le puedo negar el gran placer que se siente al verse gratamente convidado por unos labios furtivos en las noches de invierno. Pero ambos sabemos que aquello no hace más que avivar la enfermedad y empujarte hacia el abismo, ese por el que tantas veces nos la hemos jugado sin mirar al fondo, sólo disfrutando de la ingravidez y el riesgo de lo incierto. La vida es así señor Davis, pero no decaiga, siga con su trompeta anidando oscuras golondrinas en las costuras de su rostro y yo seguiré martilleando la agenda, buscando aquella palabra que me ayude a escabullirme de mi mismo. Estamos vivos señor Davis y yo brindo por ello.
martes, 1 de septiembre de 2009
Literatura sonora
HISTORIA SUSURRADA AL OÍDO
Susurro (RAE): Ruido suave y remiso que resulta de hablar quedo.
Marcó el número de teléfono. Escuchó un tono, dos tonos. Sabía que era tarde pero él estaría esperando la llamada. Eran las dos de la mañana. El camión de la basura cargaba los restos de la ciudad. Tres tonos, cuatro tonos. La cena había sido un éxito. Había cerrado el acuerdo para la exposición. Cinco tonos. La última copa de vino de la reunión había terminado a las doce. Fin de la reunión. Acuerdo. Firma. Ahora tomaremos una copa como amigos. Seis tonos. Otro vino. La exposición de Barcelona fue fantástica. Me ruborizo con los comentarios del marchante. Llevo siguiéndote desde hace dos años. Siete tonos. Desde aquella exposición en Quintanar del Río. Yo ya no me acordaba de aquel pueblo, ni de la obra. Sonreí. Aquel montaje de acero y celofán. Pasa un coche de policía con las luces girando. Ocho tonos. No me contesta. Qué extraño. Un coche acelera por la avenida. Y aquella videoinstalación de Salamanca: una obra maestra. Comenzamos con los cubatas. Nunca quisimos llamar tu atención. Queríamos verte trabajar. Saber que apostábamos sobre seguro. Noveno tono. El silencio de la noche. Confiamos en ti. Te necesitamos en nuestra galería. Tienes un hueco en nuestro catálogo desde hace cinco semanas. Nuestros diseñadores están esperando tu respuesta. Espera un momento, voy a llamarles. Las dos de la mañana. La soledad. La calma después de la tormenta. Dicen que ya han montado las páginas del catálogo. Dicen que confiaban en el proyecto. Dicen que sabían que aceptarías. El móvil deja de sonar. Nadie en la otra parte de la línea. Solo. Con un contrato millonario en el bolsillo. Sin un lugar donde dormir. Sin un coche con el que salir huyendo. Amigo, perdona amigo. ¿Llevas hora? Escondo el móvil y la cartera. La copia del contrato en el interior de la chaqueta. Perdona amigo. Comienzo a caminar rápido. Necesito escapar. Amigo. Hijodeputa amigo. Vuelvo a llamar por teléfono. El móvil al que llama está apagado o fuera de cobertura en estos instantes… Me desplomo sobre un banco de un jardín. El efecto del vino y la ginebra se marchan en el frío de la mañana. Otro camión de la basura. Una pareja que se besa en un portal. Un coche de policía que pasa. Amigo. Amigo hijodeputa. Una navaja en el cuello. Amigo hijodeputa, dame todo o te rajo.
HISTORIA (blablabla) CON RUIDO (grinnntrassplún)
Ruido (RAE): En semiología, interferencia
que afecta a un proceso de comunicación.
Marcó el número de teléfono (BIP, BIP, BIP, BAP, BUP, BIP, BEP, BUP, BAP). Escuchó un tono (PIIIIII), dos tonos (PIIIIII). Sabía que era tarde pero él estaría esperando la llamada. Eran las dos de la mañana (DIN DON, DIN DON). El camión de la basura cargaba los restos de la ciudad (TOC, NIIIIIC, TOC, PLOM, NIIIIC). Tres tonos (PIIII), cuatro tonos (PIIIII). La cena había sido un éxito. Había cerrado el acuerdo para la exposición (TRA TRA TRA CLIIIN). Cinco tonos (PLIIII). La última copa de vino de la reunión había terminado a las doce (NO ESPEREN LAS DOCE CAMPANADAS). Fin de la reunión. Acuerdo. Firma. Ahora tomaremos una copa como amigos (JAJAJA). Seis tonos (EL PUTO MÓVIL ME ESTÁ PONIENDO DE MALA HOSTIA). Otro vino. La exposición de Barcelona fue fantástica. Me ruborizo con los comentarios del marchante. Llevo siguiéndote desde hace dos años (BLA BLA BLA). Siete tonos (PLIIIIS). Desde aquella exposición en Quintanar del Río. Yo ya no me acordaba de aquel pueblo, ni de la obra (QUE DESPISTE CON EL VINO). Sonreí. Aquel montaje de acero y celofán (DONG SHIP, DONG SHIP). Pasa un coche de policía con las luces girando. Ocho tonos (PLIIIIS). No me contesta (ME CAGO EN LA PUTA). Qué extraño. Un coche acelera por la avenida (BRRRRRUUUUMMMM). Y aquella videoinstalación de Salamanca: una obra maestra. Comenzamos con los cubatas (JAJAJA JIJIJI). Nunca quisimos llamar tu atención. Queríamos verte trabajar. Saber que apostábamos sobre seguro (PIMPAMPÚN). Noveno tono (PLEASE!!!!). El silencio de la noche (………). Confiamos en ti. Te necesitamos en nuestra galería. Tienes un hueco en nuestro catálogo desde hace cinco semanas. Nuestros diseñadores están esperando tu respuesta. Espera un momento, voy a llamarles (DIIIIIIC DIIIIIIIC). Las dos de la mañana (PERO SI YA HABÍAN SONADO LAS CAMPANADAS). La soledad. La calma después de la tormenta. Dicen que ya han montado las páginas del catálogo (OHHH). Dicen que confiaban en el proyecto (AHHHH). Dicen que sabían que aceptarías (HALAAAA). El móvil deja de sonar. Nadie en la otra parte de la línea. Solo. Con un contrato millonario en el bolsillo (€€€€€€€). Sin un lugar donde dormir (ARRRGGG). Sin un coche con el que salir huyendo. Amigo, perdona amigo. ¿Llevas hora? (SALAMALEICUM ALEICUMSALAM) Escondo el móvil y la cartera. La copia del contrato en el interior de la chaqueta. Perdona amigo (SALAMALEICUM). Comienzo a caminar rápido. Necesito escapar. Amigo. Hijodeputa amigo (DIOSSSSSS). Vuelvo a llamar por teléfono. El móvil al que llama está apagado o fuera de cobertura en estos instantes… (PUF PLAM DIONGG) Me desplomo sobre un banco de un jardín. El efecto del vino y la ginebra se marchan en el frío de la mañana (TACHANNNNN). Otro camión de la basura. Una pareja que se besa en un portal (MUAK MUAK MUAK). Un coche de policía que pasa. Amigo. Amigo hijodeputa. Una navaja en el cuello. Amigo hijodeputa, dame todo o te rajo (AAAAJJJJJJJ).