jueves, 5 de noviembre de 2009

Hombre lento


El viejo no sabía lo que iba a ocurrir. Circulaba en bicicleta pensando en viejas fotografías cuando el coche lo lanzó por los aires. Fue un momento incierto, un viaje efímero por los cielos hasta que despertó en el hospital y le dijeron que le sería amputada una de sus piernas. ¿Qué hacer? Se preguntó mientras el doctor y una enfermera estudiaban el lugar exacto de la incisión. Su vida había cambiado. Después de rechazar cualquier prótesis existente y de negarse en rotundo a toda terapia volvió a casa. Volvió sin pierna y completamente solo, porque él siempre había estado solo pero no sin pierna. No quiso aceptar su desdicha, no quiso observar la vida desde aquella perspectiva vertical que amenazaba con derribarlo en cualquier momento ¿Quizás si se fuera de putas? No, no podía desplazarse. La muletas descansaban sobre las doloridas muñecas, ya no creía en nada. Fue una mañana, cuando los servicios sanitarios de Adelaila le enviaron una enfermera sin su consentimiento, cuando descubrió que los defectos humanos se esconden en los gestos más rutinarios y así, una a una, fue rechazando a las enfermeras que acudían en su ayuda. Pero ¿Existe alguien más perfecto? Se preguntó al ver entrar por la puerta a Marijana Jokic. La triste Marijana viajaba con una maleta llena de lágrimas y un silencio perpetuo acariciado por aquellas manos dulces que embriagaban al viejo. Se había enamorado, era un viejo enamorado de aquella triste enfermera casada y con hijos. Pronto vendrían las dudas y el insomnio, el palpitar constante de una pasión desenfrenada y no correspondida. ¿Era acaso el final de su desdicha o solamente el principio? Más tarde, cuando encontró un ejemplar del “Hombre lento” de J.M.Coetzee aquellas preguntas le fueron respondidas.

3 comentarios:

  1. Hola:
    Hace un par de años me regalaron una novela de Coetze, la leí pero no me gustó demasiado.
    Un saludo

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  2. El final de una desdicha marca el comienzo de otra. La pregunta es: ¿Cual es peor?
    Me apuntaré el título.
    Un saludo desde mi Colmena.

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  3. Dyhego, este es el único libro que me he leido de Coetzee y la verdad es que me gustó bastante, es lento de leer pero tiene imagenes y reflexiones muy bonitas y que merecen la pena. Yo te lo recomiendo.
    Me gustan mucho tus fotografias.
    Un abrazo.

    Hola Oscar. Muchas gracias por tu comentario. Estoy contigo, las desgracias nunca llegan solas pero es agradable superarlas y ver la luz al final del tunel...pero bueno, no nos pongamos transcendentales jeje. Me he paseado por tu metrópolis y he alquilado un piso. Seguiré paseando por tu colmena.
    Un abrazo.

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