martes, 4 de agosto de 2009

Por quién doblan las campanas

Estamos, quizás, ante el mejor libro escrito por Ernest Hemingway. Es bien conocida la rama periodística por la que siempre destacó el escritor Norteamericano, siendo de gran calidad tanto dichos artículos periodísticos como la larga colección de cuentos que nos dejó como legado. Muchos críticos aseguraron que la verdadera esencia de Ernest Hemingway se hallaba en los relatos cortos o “Cuentos” y que sus novelas nunca habían alcanzado el nivel de perfección que tenían estos. Pero después de haberme leído este libro he de mostrar mi desacuerdo con esta afirmación. Sí diré que algunas novelas como “Adiós a las armas” o “El jardín del edén” vemos trasfigurado un poco el estilo por el que siempre destacó el maestro: El dialogo directo y personajes perdedores que durante toda la trama están enzarzados en alguna batalla saliendo siempre derrotados.
En esta narración, de unas cuatrocientas páginas, se transmite la esencia del escritor en cada párrafo. Ernest Hemingway trabajó como reportero durante la guerra civil Española e ideológicamente se mostró a favor de la causa republicana. Es por ello que este libro narra la historia de un grupo de guerrilleros de la república asediados en las montañas donde esperan la llegada de un dinamitero “Robert Jordan”. Dicho personaje es un americano que participa en la guerra como voluntario y es alistado por la República para volar un puente. Dicho puente consiste en un punto estratégico utilizado por el bando nacional para atravesar la montaña y que tras el desconcierto provocado por su derivo, las tropas Republicanas aprovecharían para contraatacar desde el aire. Robert Jordan llega al campamento guiado por Anselmo, un viejo cazador que se vio atrapado en la revuelta y que conoce todos los rincones de aquellas montañas. Con la llegada del dinamitero, Pablo, que es el cabecilla de la guerrilla muestra una total desconfianza hacia el americano. El resto de la guerrilla, por su parte, desconfían de Pablo, quien últimamente se comporta como un cobarde y no hace más que beber. Este conflicto entre personajes crea un hilo argumental bastante interesante, pero la verdadera tensión argumental la encontramos en el transcurso del tiempo, es decir, conforme se acerca el día en que hay que volar el puente. Entre toda esta tensión surgirá el amor entre Robert Jordan y María, una joven que fue rescatada del bando fascista por el grupo de guerrilleros.
Desde mi punto de vista este libro nos muestra una versión muy objetiva de lo que realmente fue el conflicto bélico, pues a pesar de estar el autor inclinado ideológicamente hacía la República, es capaz de mostrarnos el lado más cruel de ambos bandos y sus formas de actuar. Por otra parte los personajes, en forma de monólogo interior, nos muestran sus temores ante la batalla, ante la muerte, el dilema que supone tener que matar a alguien y sobre todo una constante duda ante la imagen del futuro ¿Cómo será el futuro cuando todo termine? La obra es un reflejo fiel de cómo era la vida en los últimos años de 1930, la relación entre guerrillas, la forma de vestir, de comer, de amar y de sentir en los tiempos de guerra. Una gran novela sazonada con el inconfundible estilo de Ernest Hemingway.
Sinceramente, una novela que recomiendo a todos que lean.

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