lunes, 31 de agosto de 2009

Lágrimas de barro


Llueve mansamente, con delicadeza, como si las nubes fueran de algodón y vomitaran pelusilla cristalina de sus costuras. Llueve durante toda la noche, durante toda la semana, llueve siempre que te marchas o me marcho. Llueve cada vez que abro los ojos y siento la ausencia y el recuerdo de tu mirada como consuelo después de un beso. Llueve siempre que está nublo y que los pájaros vuelan bajo como queriendo soterrar la vida en las entrañas de la tierra. Llueve toda la noche y amanece mojado, con olor a hierba húmeda y los caminos repletos de charcos que alborotan los coches al pasar y lanzan sobre las piedras lágrimas de barro. Así llueve en mi pueblo, un lugar cualquiera, pero mi pueblo.

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