martes, 27 de abril de 2010

Instantes de vagancia



Hay momentos en los que no apetece hacer nada, instantes de vagancia en los que uno deja la mente en blanco y se deja llevar. Me encantan esos minutos, ese tiempo en el que parece que desconectamos del mundo y nada nos preocupa. Ratos en los que me gusta pensar que soy un gandul con mayúsculas. Yo siempre he sido dado a siestas momentáneas y guardo gratos recuerdos de todas ellas. Lo malo de todo esto es que no siempre vienen cuando las necesitamos, al menos en mi caso, sino que en el momento en que menos te los esperas ¡zas! te quedas ausente y luego vuelves desorientado. Aunque después de muchos años he aprendido a predecirlos o mejor dicho a saber cuándo sufro de estos deliciosos instantes. Un lugar habitual es mientras conduzco. Hay veces, sobre todo cuando voy por la autovía, en los que al llegar a mi destino no consigo recordar el trayecto y me pregunto ¿Cómo he llegado hasta aquí? Pero claro, en la autovía es fácil dejarse llevar por la monotonía: rectas interminables, control de velocidad, un disco de tu gusto sonando en el radiocedé y una imagen en tu mente que poco a poco te comienza a arrastrar al universo de las fantasías. Lo curioso de todo es que este tipo de distracciones no son las causantes de los accidentes de tráfico. Las distracciones mortales son aquellas en las que nos distraemos de forma consciente: Encender un cigarrillo, una llamada al móvil, un paisaje memorable… Curioso ¿verdad?


Mi último instante de vagancia (por llamarlo de alguna manera) ha sido esta mañana, concretamente al hacer un descanso en el estudio. Me levanté a por un vaso de agua observando que en el centro del piso, en el lugar más luminoso del habitáculo, descansaba mi hamaca. Una hamaca que compré hace un año con mi amigo José María y que considero una de mis mejores inversiones. La hamaca estaba extendida, mirando hacia la ventana abierta donde descansaba un geranio rojo que me regaló hace poco mi madre. Antes de sentarme he buscado en youtube el video de La Habanera que pertenece a la ópera Carmen de Georges Bizet. Mientras la música, interpretada por María Callas, comenzaba a sonar me he sentado en la hamaca con la única finalidad de descansar la vista unos minutos. He mirado al geranio, un geranio rojo salpicado por el sol de la mañana y la brisa agitando sus hojas. He permanecido allí, con La Habanera sonando, el geranio en la ventana y mi cuerpo tendido en la hamaca. ¡Zas! A los poco minutos he vuelto de nuevo, la canción había terminado y me he sentido con suficientes fuerzas para volver al estudio. Pero antes, claro está, he venido al ordenador para escribir esta entrada.
Os dejo con el video de La Habanera. La hamaca y el geranio también.


Siempre vuestro.
Fumador.

10 comentarios:

  1. ¡Qué suerte tienes! Ya quisiera yo tener esa facilidad para deconectar. Eso es un privilegio de reyes. Y con la Callas de fondo... Parece que estoy contemplando tu geranio rojo.
    Un abrazo.

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  2. La verdad es que creo que todos tenemos la capacidad de evadirnos Mercedes, sólo es cuestión de ponerse, de olvidarnos de todo, de tener un geranio, una hamaca y a la Callas...jeje. Si algún día nos vemos te prometo un geranio rojo.
    Un fuerte abrazo.
    Fumador.

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  3. Son los pequeños detalles que la vida nos ofrece y que a veces no sabemos disfrutar.
    Te envidio ese geranio, ya sabes lo que me gustan.
    Un abrazo fumador.

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  4. El Departamento de Orden Público de Aragón no se enteraba. No hay nada como perder el tiempo.
    ¿Hace mucho que no te has tumbado panza arriba mirando pasar las nubes?
    Lo de la Calas ha sido un regalo inesperado. ¿Te has fijado que además de esa voz única sabia interpretar como pocas? Qué ojos, qué gestos.
    Un abrazo.

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  5. Estoy contigo Madison, a veces es demasiado fácil ser feliz y somos incapaz de apreciarlo. Por eso tenemos hamacas y geranios, por eso tenemos la primavera y el verano con este tiempo que te dan ganas de salir a la calle y pasar el tiempo de terraza en terraza contemplando las burbujas de una cerveza. Con todo esto ya deberíamos ser felices, poner la mente en blanco.
    Ahora mismo te planto un geranio rojo y te lo mando a Barcelona.
    Un fuerte abrazo.
    Fumador

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  6. Éstos burócratas no se enteran de nada amigo Thornton. Perder el tiempo es algo muy grande, porque en realidad no pierdes tiempo sino que ganas vida.
    Ahora, en estas fechas suelo agarrar esa misma hamaca y me pierdo por los montes de Bullas con un buen libro o simplemente con nada y paso así la tarde. En la gloria.

    Lo de la Callas, es cosa tuya, de tu entrada que hiciste hace tiempo sobre la ópera. No he oido ópera en mi vida pero desde que te leí investigué un poco y di con la de Carmen de Bizet y estoy encantado. Sobre todo con este tema y con el preludio. Podría decirse que son mis inicios en este mundillo. jeje.
    Estoy contigo, Maria Callas no sólo sabe cantar sino que sabe darle el toque, el gesto adecuado a cada nota.

    Muchas gracias por tus palabras y por abrir mi mente hace tiempo.
    Un fuerte abrazo.
    Fumador

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  7. Antonio, tu estudia, relajate, haz lo que te de la gana. Pero, te echamos, te echo de menos por el taller.
    A mi tambien me gusta Marilyn y, claro, tambien sus tetas.
    Un abrazo, Barbudo.

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  8. Jesús, la semana pasada me fue imposible, pero para la que viene sí, estaré relajado y estudiado. jeje.
    Brindo por Marilyn, por sus tetas y por tí.
    Un fuerte abrazo.

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  9. Siempre he sentido fascinación por las hamacas, será que soy un vago. También por el estudio, por la ópera (por Callas menos... busca Carmen por Elina Garanca...) y también fascinación por dejarme llevar por los pensamientos. Qué vayan genial los exámenes. ¿Cancioneros? ¿Petrarquismo? ¿Costumbrismo? ¿Crítica? Lo que sea que vaya bien. Saludos.

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  10. Ramón, hace unos meses asimilé el Petrarquismo, ahora estoy intentando superarlo con el Barroco... la hamaca es una gran ayuda, y más con este calor, con la calle llamándote a la tentación en todo momento. Pero como siempre se ha dicho: Palos con gusto no duelen. Jeje.
    Me alegra compartir vagancia contigo. Y gracias por la recomendación, me apunto a Elina Garanca, y por tus buenos deseos en mi estudio.
    Un abrazo.
    Fumador.

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