viernes, 9 de abril de 2010

hablando de nono garcia


Desde la tarde en que descubrí la obra de Nono he intentado buscar el misterio que esconde, el motivo que nos atrae, la línea que dirige nuestra mirada. No esperen un sesudo estudio de pintura, ni de composición, ni de equilibrios porque no soy experto en la materia, yo solo soy, como la mayoría de ustedes, un voayeur, un mero observador.

Hace unos días escuchaba a un filósofo decir esto: “de la caja, nosotros sólo conocemos su parte apolínea, su parte exterior; pero la caja lo es por el vacío que encierra, por el espacio hueco que queda en ella”. Comenté este pensamiento con Juana y me dijo que para ella la caja era preciosa por el misterio que ocultaba más que por el vacío en si mismo. Ladrón de palabras, que al fin en eso es en lo que me he convertido, decidí apropiarme de ambas expresiones.

Mi primera visión de la obra de Nono era la que se contiene en la caja de Juana. Las obras ocres de paisajes, de rincones íntimos me imponían el misterio, el suceso no expresado en ese entorno. Cualquier observador de la obra puede convertirse en niño y buscar un lugar para esconderse. Cualquiera puede aparcar su bicicleta y espiar detrás de las cancelas de hierro los misterios que esconden esas casas, convertidas ahora en cajas que solo nos muestran su parte exterior. Los paisajes de Nono son más por lo que callan que por lo muestran. Los paisajes de Nono guardan historia y misterios a partes iguales.

Fue más tarde cuando conocí los vasos de Nono. Gran parte de culpa de que yo esté ahora aquí la tiene Ramón González, él fue el puente de unión hacia esas obras. Bien. Los vasos son la paradoja. El filósofo nos decía que la caja es el vacío que encierra, pero todos imaginamos una caja sólida, de paredes duras y opacas, no una caja transparente. Porque, ¿cómo sujetar el vacío en un lienzo cuando la caja es transparente? Parece que Nono ha encontrado el modo en sus bodegones de cristal. Con solo unos trazos parece contener todo el vacío que se derrama del lienzo en blanco. Lo sujeta y lo introduce en objetos que nos devuelven la serenidad. Mirar un vaso es mirar el vacío contenido sin miedo, sin misterio. Con la única duda de cómo sujetar el vacío con un pincel, con un trazo ocre, azul o, lo que es mejor, con la ausencia del trazo, es con la que me quedo siempre que estoy ante uno de sus cuadros.

La imagen pertenece a uno de los cuadros que Nono García presentará en la exposición de Molina de Segura a partir del día 12 de abril. Si podeis pasar, tendreis el lujo de conocer a un gran artista.

6 comentarios:

  1. Es interesante el cuadro.
    Ya me gustaría a mí ir a todas las exposiciones...
    Salu2.

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  2. Una obra muy bonita la que nos has traído de Nono. El vidrio es una de las materias más difíciles de pintar.
    Un abrazo.

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  3. Me llamò mucho la atenciòn el nombre de este blog...culturajos...Una visita realmente placentera.

    Cordiales saludos

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  4. Dhyego, ese es el precio de interés por conocer. Yo doy gracias por vivir en ciudad de provincias donde es fácil elegir. En Madrid o Barcelona sería una locura.

    Salud

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  5. Mercedes, Nono tiene la capacidad de no pintar el cristal, sólo perfilar el vacío que contiene.

    Salud

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  6. Adelfa, bienvenida al blog y ya te vamos poniendo un sofá para que te acomodes. Gracias por venir y por disfrutar.

    Salud.
    Perich

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