martes, 12 de enero de 2010

Quisque y el infierno

Quisque se despierta con el sonido de guitarras eléctricas. Varias personas de aspecto gótico comen cerca de él. Se levanta y sale del local. No sabe qué hora es. Se siente pesado y la cerveza ha hecho estragos en su cabeza. Busca la dirección en el bolsillo. Allí está: Vía dell’Inferno 3. En la puerta del Transilvania le enseña la dirección a una pareja: el chico que viste de negro, un abrigo tres cuarto (no sabría definirlo de otra manera) cerrado hasta el cuello, pelo largo y liso; la chica un vestido ajustado, negro, de tirantes. Quisque escucha la explicación, dicha en voz alta y palabras pronunciadas muy lentamente: Tutto diritto. Guarda, é via del Carro e a la fine gira a destra. Dopo cerca per il numero. Todas estas palabras están acompañadas por gesticulaciones del chico, mirada pasiva de la chica y la sonrisa tonta de Quisque, que acompaña con sus gestos los del chico. Poco después de comenzar a caminar, Quisque se gira para confirmar que ha comenzado en la dirección correcta, y observa algo extraño. La pareja entra en el Transilvania, pero él lleva una correa de perro en la mano, al seguirla, Quisque comprueba que el collar lo luce ella. No intenta comprender nada.

La via dell’Inferno no tiene pórticos, al menos no es como la vía Zamboni. Son calles estrechas y entonces Quisque es consciente del nombre: del infierno. Calle del Infierno. Habrán querido asustarle. Será una dirección correcta. Quisque se para frente al telefonillo del edificio. Pulsa un botón al azar. Nadie contesta, pero la puerta se abre. Quisque no sabe qué hacer. Se hace de noche y no tiene donde dormir. Con sólo unas monedas en el bolsillo tiene que dejar que la suerte juegue sus cartas. Avanti, avanti. Se escucha desde la puerta. Es una voz metálica, de mujer.

8 comentarios:

  1. Esperaremos acontecimientos, pero sabiendo que este relato es algo imprevisible.
    Salud

    ResponderEliminar
  2. Menuda aventura la de Quisque, con un par... Una pregunta, ¿que fue primero la descripción de los góticos o la foto?

    ResponderEliminar
  3. Anónimo, gracias por leer a Quisque, quizá algún día necesite testigos.
    Los góticos estaban en la puerta, eran así de raros. Luego Quisque recordó esta imagen y dijo: pues qué más da una rareza que otra, y puso a estos dos. Los que vio realmente eran distintos: ella llevaba sostén de cuero rojo por encima de la blusa negra y una pequeña fusta, él pantalón de cuero y una nalga al aire. Góticos y sadomasoquistas. Demasiado increible. Por eso Quisque decidió cambiar un poco la realidad.
    Salud anónimo.

    ResponderEliminar
  4. Mariajesús, no socorras a nadie por ahora, pero me gustaría que estuvieses atenta por si sucede algo extraño. Quisque tiene un poco de miedo.
    Salud

    ResponderEliminar
  5. Esa voz metálica de mujer, es de una mujer madura. A Quisque le van las maduras. Se la tira, seguro. Sigo atento.

    ResponderEliminar
  6. No diré nada, porque de la edad de las mujeres no se habla. También te puedo decir que su líbido no está por las nubes, más bien la pierde con el miedo. No es un personaje con tendencia a la perversión. Pero no adelantemos acontecimientos. De todos modos, gracias por la sugerencia y por la confianza viril en Quisque.
    Salud.
    VLM

    ResponderEliminar