lunes, 11 de enero de 2010

Quisque camina


Quisque camina. En su bolsillo guarda la dirección: Piazza di Porta Ravegnana, 1. Un pequeño plano le indica la trayectoria con flechas rojas: Ugo Bassi adelante, prolongación en Rizzoli. Al final del recorrido están las torres que Quisque había visto desde su ventana. De cerca no parecen fáciles de escalar. Hay que aceptar que no todo es posible. A sus pies otra estatua. En su derredor calles que se abren como en un dibujo escolar. Calcule la longitud de los radios marcados en esta circunferencia. Punto de unión de aquellas calles: las torres. Joder qué extrañas son. Se acerca y en la base se nota que están a punto de caerse. Quisque recuerda Pissa, Venecia, las torres inclinadas de Italia. Se imagina dentro de uno de los documentales que veía en el canal Viajar. Por un minuto se siente dentro de uno de aquellos programas y tiene la necesidad de beber vino, de comer pasta, de hablar con Michelangelo, con da Vinci. Como una voz en off comienza a escuchar: “ante ustedes se encuentran las torres Garisenda y Assinelli. Ambas forman uno de los conjuntos históricos más importantes de la ciudad. Con casi 100 metros de altura, la torre Asinelli es la más alta de las que quedan en la ciudad de Bolonia. Junto a ella, y con un grado de inclinación de más de 3 metros sobre la vertical, se encuentra la torre Garisenda, de unos 50 metros de altura”.

Ho fretta, escucha Quisque y una bicicleta le pasa rozando. Una señora con chaqueta de piel y zapatos de tacón le ha tirado del abrigo para evitar que le atropellasen. Cuando intenta dar las gracias, la señora se aleja sin saber dónde poner las manos y con mirada de desagrado. El grupo de turistas españoles que escuchaba las explicaciones de la guía se ha marchado. La plaza queda vacía. La gran ciudad, piensa Quisque, siempre una sorpresa.

Mira en el plano y busca con la mirada. Porta Ravegnana, 1. Los bajos de aquel edificio los ocupa una enorme librería: Feltrinelli, lee Quisque. Vuelve a mirar en los bolsillos. Mierda, no recordaba que tenía dos direcciones. La otra, la primera, la que le dieron Antonio y Massimo no tenía ningún plano. Quisque tira con rabia el papel al suelo y lo pisa. Tiene hambre y no tiene dinero. Se siente impotente, sólo, perdido en una ciudad desconocida. Mierda, no tenía que haber iniciado el viaje. ¿Por qué tengo que ser tan estúpido? Quisque comienza a llorar. La gente que pasa a su lado lo mira con pena. Incluso algunos le vuelven a echar unas monedas. Meteos vuestro dinero por el culo, les grita, no soy un mendigo. Al levantar de nuevo la mirada, VLM sale de la librería, con su pequeño bolso colgado al hombro y lo llama. Quisque, ven, vamos a comer algo. Quisque mueve la cola como un perro llamado por su amo. VLM se transforma en su salvador. Pero antes de salir corriendo hacia él, recoge las monedas del suelo. Un euro con veinte. Algo es algo. También recoge el papel con la dirección. Algún día me será útil.

12 comentarios:

  1. Ya me veo venir que al final vas a pagarle tu el café a VLM con los 1,20€

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  2. No destapes los finales Hablador. Jajaja. Me gustaría que fuese así. Mi padre lo hizo una vez con un señorito del pueblo, así, en plan desprecio, desde lejos, desde la otra punta de la barra del bar, y lo cuenta como uno de los hitos de su vida. ¡Qué difícil es ser pobre! Pero Quisque no es así, aunque su padre también fuese calvo.

    Salud

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  3. Ja,ja,ja. Me río con el comentario del Larra del siglo XXI. Este Mariano José...

    Quisque deambula, siempre desorientado y frágil, hasta que encuentra a alguien conocido y admirado. No está mal que se ampare en lo que ama.

    Por cierto, y no por ser chinche, pero he hallado un error mecanográfico sin importancia en el primer párrafo, cuando decís: "Calcule la longitud de los radios..." ¿No será: "Calcula la longitud de los radios..."? Eso creo para que adquiera sentido. Pero si me equivoco, me perdonáis, que va de buena fe.

    Un besazo a ambos.

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  4. Isabel, Mariano no sabe que Quisque está juntando dinero para la cerveza que tiene pendiente. Por otro lado VLM no es admirado por Quisque, sólo una persona que reconoce entre el vacío de una ciudad. ¿Nunca os ha pasado? ¿Alguien que no te merece la menor atención y que se convierte en el centro del mundo si el entorno es agresivo? Quizá sean cosas de uno que es de pueblo.

    Por otro lado, el "calcule" está puesto a conciencia. Es como comenzaban los enunciados de todos los ejercicios de matemáticas que hacía en la escuela. Nos trataban de usted, aún con cinco años. Son guiños, todo guiños. Creo que nunca había escrito esta palabra.

    Salud Isabel. Hoy estoy en tu ciudad.

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  5. Me llevas de excursión... No sabía lo de las torres. ¿Sabes qué me ocurre? Primero que me encanta Italia. Segundo, que no conozco Bolonia. Y tercero, que con Quisque me está apeteciendo un montón perderme por ahí.

    Luego ocurren más cosas. Como por ejemplo que todavía no sé en qué género se inscribe la historia de Quisque. ¿Será una novela tipo Dan Brown? ¿Tendrá algo que ver la hipotenusa de los cincuenta metros de la torre con el cuadrado de los tres metros del grado de inclinación?

    ¿Sabes otra cosa? Lo divertido que resulta alejarse del género y sencillamente dejarse llevar. Un gran abrazo.

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  6. Eastriver, si quieres ser un personaje de la historia no tenías más que haber salido de la librería antes que VLM, o haberte hecho notar entre el grupo de turistas españoles. Cachis. A Quisque le gustaría conocer a alguien que le explique por qué esta ciudad está llena de casas tan antiguas y con tanto monumento.

    En cuanto al género. ¿Es necesario para divertirse escribiendo? La filosofía es la del personaje. Emprender el camino hasta donde nos lleve. Si te fijas ha estado muy cerca de terminar todo en varias ocasiones. Creo que es una narración viva y ya.

    Salud y bienvenido a la vida boloñesa.

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  7. Me da igual que sea novela o que sea divertimento con las letras. Es bonito y emocionante. Me basta, como a Ramón. Es precioso dejarse llevar.

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  8. A Quisque ya no lo controlas, el viaje lo ha colocado en una situación límite. Sus reacciones son imprevisibles. Que no se acabe el relato.
    P.D. Felicidades por ese padre, con dos cojones.

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  9. Gracias Isabel & cia. Siempre he querido poner esto. No os imaginais el ánimo que da tener a lectores como vosotros cerca. Gracias a todos los que seguís las peripecias de Quisque.
    Salud.

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  10. Gracias Thornton. La vida pone a Quisque en esta situación. Si se salva o no sólo el tiempo nos lo dirá.

    En cuanto al padre, ahora que no nos oye nadie, si que tiene un par bien puestos. Ha sabido levantarse ante demasiadas cosas y es capaz de mirar a la vida de frente. Me siento orgulloso.

    Salud

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  11. Quisque -y yo también- por muy rico que llegue a ser, nunca podrá olvidar que su pobreza está construída sobre bases muy sólidas.
    Un saludo.

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  12. Blanco. se lo diré a mi padre, él también se sentirá orgulloso, aunque es un sentimiento que le robaron de pequeño. "el orgullo es algo que nace para dentro en los pobres".
    Salud Blanco.

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