He paseado por Valencia sin rumbo y, como siempre, he acabado en la puerta de una librería. Puede que sea una obsesión, un destino obligatorio o puede que en esta ciudad sean demasiados los lectores y vendedores de libros. Quizá lo interesante no sea dilucidar estos temas, ya que también hay cientos de bares, tiendas de ropa y gimnasios. ¿Definen los establecimientos a una ciudad? Otro día me haré antropólogo urbano y hablaré sobre ello.
La cuestión es que paré mis pasos frente a uno de los centros comerciales literarios más importantes de Valencia que, para redundar, se llama París Valencia, y en el que, además del mercado de libro nuevo, se acumulan ejemplares descatalogados. Es sorprendente ver qué libros se eliminan del mercado y a qué velocidad. De entre esas pilas, de ese orfanato de libros recién nacidos, decidí indultar Raíces cuadradas de Nikita Lalwani. Había sido el debut de esta escritora de origen indio. Había sido finalista del Booker 2007. Había sido traducido en el 2008 al castellano y en solo dos años había pasado a ocupar su espacio en el olvido. ¿Quién conoce a Lalwani?

Escribo esto para desembarazarme de él. Para escribirme lo que siento y para darme el placer de dejar el libro huérfano de nuevo, sin pedir permiso a nadie, ni a mi mismo. Lo dejaré en el lugar de los libros que pudieron ser y que me hicieron soñar hasta el mismo momento en que abrí sus páginas.
Volveré a pasear por Valencia.
Hola bloggeros. He disfrutado con las aventuras del rescatador de libros. Uno se ve identificado en la solitaria tarea de salir a pescar por los mares de papel y polvo
ResponderEliminarseguid así
http://pedropujante.blogspot.com/
Hi cronopio, gracias por tu visita, te seguiremos esperando junto a un café y un libro muyyy usado...
ResponderEliminarPerich