martes, 15 de marzo de 2011

EL BIBLIORFANATO: ARTO PAASILINNA

Arto Paasilinna nació en el 2007. Vio la luz entre las páginas de la revista de Círculo de Lectores. De una camada múltiple, sólo resistieron en la incubadora él y su hermano Fernández Mallo. Como todos los nacidos en aquel hospital circular, ambos vinieron con un libro debajo del brazo: Paasilinna se presentó con Delicioso suicidio en grupo, Fernández Mallo con Nocilla Dream.


El libro de Paasilinna me atrajo de una manera extraña. Extravagante, surrealista, narraba la experiencia de un grupo de suicidas que decide reunirse para llevar a cabo su acción final. Allí se inicia su tránsito por Finlandia, montados en un autobús y buscando el lugar preciso y el método adecuado para acabar con sus vidas. El autor nacía para mí con la muerte, con la intención suicida bajo el brazo. Después de aquello, Paasilinna desapareció. Para mi era un autor suicida.



Cuatro años después, en un hogar de acogida, donde van los autores que ocupan demasiado espacio, me volví a encontrar con él. Esta vez ya no podía nacer. Coño, cómo va a nacer dos veces. Así que pongamos que resurgió en un espacio plano, vertical y de lomo. Había cientos de escritores que, avergonzados por su presencia en un hogar de acogida, daban la espalda a los rescatadores. Entiendo esta posición porque no todos los padres de acogida buscan un niño bello, alto, fuerte e inteligente; no, algunos quieren cinco quilos de niño, otros piden que los niños en conjunto sean bonitos y de colores agradables, otros, en fin, los compran por metros. Dame dos metros y medio de niños que me he comprado una estantería nueva. Bueno, esa es la vida en un bibliorfanato.


En El rastrell, multiorfanato de libros, lámparas, zapatos y camisas, estaba de nuevo Arto Paasilinna. De espalda al mundo y con El bosque de los zorros bajo el brazo. Me lo llevé a casa. Reconozco que estos niños son poco molestos y también se vinieron algunos de sus compañeros: Phillip Roth, Banana Yoshimoto, Kazuo Ishiguro y John Fante. Hoy todos duermen en mi cementerio de libros, a la espera de la mano divina, la mía o la tuya, que les de vida.


El bosque de los zorros es una obra muy interesante. De humor negro. De personajes complejamente humanos. De búsqueda y de soledad. Yo diría que Paasilinna está enamorado de la soledad, de los páramos finlandeses y de las personas al límite. Oiva Juntunen, un ladrón profesional; Sulo Remes, un militar en excedencia, y Naska Mosnikoff, una anciana que se niega a ir al asilo, convivirán en una cabaña aislada en la que irán apareciendo personajes variopintos. Una obra de humor muy seria en la que todo es posible.


Y ahora que Paasilinna da sus últimas bocanadas de aire fuera de mi cementerio de libros, aprovecho para escribir: si eres una persona, ten cuidado, esto es una trampa para lectores.

1 comentario:

  1. Me la apunto para el pedido Perich, me gusta esta costumbre tuya de rescatar libros y saquear tumbas.

    Un abrazo.
    Fumador

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