sábado, 28 de noviembre de 2009

Mariano echa de menos a Quisque. Confesiones desde la barra


Esta mañana ha llegado con la mirada amarillenta, con ese color de final de otoño sin hojas en los árboles, con el desasosiego de la desnudez y me ha mirado. He notado un dolor interno, un vacío que me llevaría a preguntarle, a solicitarle que me lo llenase pero no me atrevo. Mariano está poco hablador esta semana. Creo que ha tenido algún problema en el trabajo que le hace estar triste o quizá haya sido en su casa, pero rápidamente recuerdo que vive sólo y que su casa no es su casa, su casa son sus libros y sus amigos. El vive en los otros. Desde que se marchó Quisque a Bolonia su interés por los demás se está desmoronando, ya no mira como antes, con la intención de conocer o de soñar, ahora su mirada mancha y cansa. He esperado a que me pida algo, quiero comprobar si dejará de tomar zumo de naranja para tomarse un café sólo bien cargado, especialidad de la casa para los amigos tristes, pero no me habla, sólo coge el periódico y lo hojea. En pocos segundos me agobia su postura encorvada sobre la barra y sobre la vida, éste no es Mariano, y le pongo el café con un buen chorro de coñac. Lo dejo junto al periódico.

4 comentarios:

  1. Nunca sabes lo que te afectará algo, hasta que ese algo pasa. :(

    Espero que quisque coja con fuerza la aventura y se tome muchos combinados y pocos cafés.

    Saludos :)

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  2. A Quisque le gusta el whisky con hielo, el café solo (ha preguntado para decirlo en italiano)y los conciertos de jazz. Si tiene suerte encontrará algo de esto en Bolonia. Si no es así, tendrá que empezar una nueva vida.

    Salud Goonie. Espero que hayan ido bien los examenes

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  3. Es un texto triste porque está vivo. Expresa la extrañeza que nos asalta algunos días. He estado leyendo algunos de tus textos y observo que esa extrañeza recorre muchos de ellos (¿qué es la realidad?, te preguntas en uno de ellos). Me gusta que así sea. Cómo me gusta que la gente esté triste cuando alguien querido se marcha ni que sea dos o tres días. Porque somos lo que quieren los demás que nos aprecian. Un abrazo y brindo por los cafés con coñac para los momentos tristes.

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  4. Brindo por tu presencia. Me gusta brindar y disfrutar de los hallazgos, de las sorpresas. También brindar por las ausencias. Todo nos trae algo nuevo. Yo siempre tengo una habitación abierta para quien quiera entrar o para quien quiera volver.
    Salud Ramón.
    Quisque permanece en el aeropuerto

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